En las sociedades democráticas, el ejercicio efectivo de la libertad de expresión requiere de condiciones sociales, políticas y jurídicas que la favorezcan; de la ausencia de situaciones que la limiten o pongan en riesgo y de la existencia de gobiernos que cumplan con su obligación de ser garantes de este derecho fundamental. Los Estados y quienes gobiernan tienen la obligación de crear entornos propicios para el ejercicio amplio de la libertad de expresión y de la prensa, así como el acceso a la información de interés colectivo.
La libertad de informar cumple una función esencial para el control y la rendición de cuentas de quienes ejercen cargos públicos, para el debate democrático y la participación ciudadana en la vida pública y, desde luego, para el combate de la corrupción; por lo tanto, es necesaria para garantizar una opinión pública libre y plural para el bienestar democrático de un país.
Es en este contexto que el 1° de septiembre se conmemora y celebra el Día Nacional de la Libertad de Expresión en todo el país. Esta fecha, elegida para honrar el natalicio del Dr. José María Castro Madriz, es un símbolo de la defensa de la libertad de expresión y la importancia de garantizarla en una sociedad democrática. Es una oportunidad para reflexionar sobre el valor de este derecho fundamental y para recordar que no solo implica la capacidad de expresar opiniones, sino también la responsabilidad de protegerlas.
En un mundo en el que la libertad de expresión es fundamental, este día es un recordatorio de que todas las personas tenemos un papel que desempeñar en su protección y promoción. A medida que celebramos el Día Nacional de la Libertad de Expresión, renovamos nuestro compromiso con este derecho fundamental que es vital para la construcción y el mantenimiento de una sociedad democrática vibrante y saludable.